Eternamente conectados.
Hiperactividad llevada a nuestra cama.
Ondas infinitivas nos muestran un mundo irreal,
imaginario.
No hablamos… ya no hablamos
el roce de nuestros dedos en la pantalla
convierten lo inexistente en cotidiano.
Besos creados sin roce,
sin labios.
Abrimos la puerta al monstruo
y nos engulle.
¡Grup! ¡Grup!
Nos traga lentamente, saboreándonos.
Eternamente comunicados
e infinitamente desahuciados.
Te miro de frente y te reconozco.
Insatisfacciones, mentiras, envidias… Insano.
Eternamente insatisfechos
eternamente (in)comunicados.