“Síndrome post-vacacional” (extraído de la Wikipedia).
Del latín: veranumfinitumest.
“Se puede definir como el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento»
(aquí se da por supuesto que existe tal trabajador, lo que a día de hoy y en esta España no solamente es dar mucho por supuesto, sino que encima se puede considerar un vacile. Si hablamos de teatro, la cosa gana en complejidad, pero no en mala uva: puedes ser trabajador por el hecho de haber estado todo el verano haciendo cosas, algunas incluso relacionadas con eso del teatro, pero la más que segura falta de remuneración te convierte en otro tipo de trabajador, uno que no sé si está recogido por la RAE <trabajar de manera profesional conlleva, obligatoriamente, un sueldo>, pero desde luego sí lo está, patentado, homologado, y protegido, por el gobierno. En cuanto a lo del ocio, dejémoslo estar)
“Este síndrome hace referencia a un estado de malestar genérico, con síntomas tanto psíquicos como físicos, afectando principalmente a personas jóvenes, menores de 45 años”
(en esto, como en el amor, la pobreza, las buenas intenciones, y los errores garrafales de la vida, la cosa no entiende de edad. Aquí, al contrario que en las discotecas de moda, mojamos todos)
“También estos síntomas pueden aparecer en niños ocasionados por la vuelta al colegio, después de las largas vacaciones de verano “
(¿en qué momento dejamos de ser esos niños tristes y cabizbajos que volvían al colegio en septiembre a ser estos adultos tristes, cabizbajos, y viejos, que volvemos <si es que nos hemos ido> al trabajo <si es que lo tenemos>? Yo, personalmente, no he notado la interrupción, y llevo así veintinueve años. Por lo menos, antes, me compraban libros, nuevecitos y llenos de lo que yo creía información interesante y necesaria para la vida. Ahora, esos libros que se manipulan a gusto de la editorial o la comunidad autónoma, que generan millones de euros de ingreso, que arruinan bolsillos paternos y espaldas infantiles, por no hablar de sus cabezas, esos libros, son comprados por niños que ya no somos tan niños, y caes en el gasto enorme que, durante años, les has ocasionado a tus padres. Y no puedes evitar preguntarte: Joder. Y, sí, en ese “joder” hay una pregunta. Quizá la Gran Pregunta)
“El síndrome postvacacional, puede presentarse de diversas formas: Síntomas físicos como cansancio generalizado, fatiga, falta de sueño, dolores musculares, falta de apetito o de concentración … Síntomas psíquicos como irritabilidad, tristeza, falta de interés o nerviosismo…”
(sinceramente, yo me siento así desde finales de 1999. Cada uno, que ponga su fecha)
“Los expertos aconsejan no alargar las vacaciones hasta el día anterior de empezar a trabajar. Se recomienda volver de vacaciones un par de días antes para que la adaptación a la rutina sea más paulatina, empezando a habituarnos nuevamente a los ritmos de sueño y comida”
(¿sabes qué pasa, Wiki, amiga? Que a veces, fíjate tú, a veces, no puedes irte cuando te da la gana, ni mucho menos volver, así que a veces, ¿me oyes?, incluso tienes que pedir favores en el trabajo para volver dos días después porque querías ver con calma el Louvre, o Abu Simbel por si acaso el año que viene ya no existe, o simplemente pegarte un último remojón en Gandía; y llegas a Barajas, y coges el metro, y lanzas tu maleta en casa que-ya-si-eso-en-Navidades-la-abro y venga al metro y al trabajo que entras a las 3. A veces, Wikipedia de los cojones, pasan esas cosas)
“Es conveniente desarrollar alguna actividad de ocio que sea compatible con el trabajo para que no sea tan brusco el cambio y tomarse tiempo para arrancar y volver a coger el ritmo que se tenía antes de vacaciones”
(ya, pregúntale a más de un amigo que tengo por ahí; según ellos, esto que hago yo del cine y del teatro, “es como un hobby, ¿no?”. Pregúntale, y luego os vais los dos un poquito a la mierda)
“Una actitud optimista y positiva ayudará también a superar este periodo de adaptación de una forma más rápida y llevadera”
(lo que pasa es que, cuando después de tres semanas trabajando <aunque más de uno me sigue insistiendo en “las vacaciones que tas pegao”>, viendo miles de personas sin hogar, sin rumbo y sin vida, que se consideran afortunadas porque no son de las otras miles que perdieron la vida en el mar, cuando comprendes que todo es una enorme desgracia sin solución, cuando regresas y ves que los miserables siguen haciendo su vida de lujo y miserable o su vida de presidente del gobierno de lujo y miserable que no suelta prenda ni sillón, cuando ves que contar lo único que merece ser contado es predicar en el desierto… Cuando pasa todo eso, tu “actitud optimista y positiva” me la paso yo por el forro de la intranet. A dos manos)